domingo, noviembre 05, 2006

El deporte y yo

De antemano debo confesar que mi relación con el deporte es bastante restringida. O tal vez sería mejor decir que lo es con el fútbol, curiosamente con el deporte que se dice es el más popular a nivel mundial según estadísticas.
Con otras disciplinas me avengo bien, al punto que miro en la TV un buen partido de tenis, una carrera de fórmula 1, deportes más de elite en general pero el fútbol me cuesta asimilarlo. Pero como a toda regla hay excepciones también las hay en este caso, y son los buenos e interesantes partidos de los mundiales.
Lo que sucede, creo yo en mi subconsciente, es que este deporte está tan trillado en Chile, los equipos son tan "rascas", los partidos son tan de barrio que definitivamente no puedo prestarles atención ni un solo minuto. Agréguese a ello los choques de las barras casi asesinas, destrozadoras de todo lo que pillen a su camino, cuchillos largos, etc. que definitivamente no me atraen para nada. Y finalmente se me produce como una reacción a este mundo chileno tan futbolizado que tal vez por ello tiendo a hacer todo lo contrario.
Véanse los noticiarios en la TV, sobre todo los domingos en la noche. Insoportables! Se analiza cada gol desde todos los ángulos, se enfocan mil veces. Y como si eso fuera poco, de algunos años a la fecha - será desde que algunos compatriotas nuestros han triunfado en las ligas extranjeras - se enfocan y comentan todos los partidos internacionales en donde juega algun "shileno". Y esa sección deportiva nos toma por lo mínimo 15 o más minutos. El colmo. Nadie puede!, como dirían mis hijas.
Y ni hablar de toda la parafernalia y los titulares de la prensa cuando se está negociando a un jugador a una liga europea. Los millones de dólares vuelan. O cuando un pelotero "anda" con una vedette. Es la noticia de primer plano.
O vean a estos héroes en la tele tirando escupitajos a destajo. Esos son nuestros ídolos. Corrigo, no los míos, sino los de la masa. No es mi deporte favorito como ven.

Sin embargo voy a contar una anécdota que viví con ocasión del Campeonato Mundial Juvenil de Fútbol que se celebró a fines de los ochenta en Chile. Concepción, mi ciudad, era sede de uno de los grupos. Entre los cuarto equipos que formaban este grupo estaba Chile y Alemania. No recuerdo los otros dos.
El hecho es que por razones que no recuerdo exactamente, en casa se decidió que ibamos a ir a ver al Estadio Regional de Concepción el partido entre Chile y Alemania, acompañado de mis dos hijas. Ellas estudiaban las dos en el Colegio Alemán de la ciudad y parece que por ahí salió la idea. Iban a ir una gran cantidad de estudiantes del colegio al estadio, en patota, se entiende. Mi señora, que odia el fútbol, se quedó en casa. Yo, más conciliador ´parece, decidí ir con las niñitas. Creo que era la primera vez que pisaba un estadio para ver un partido pero consideraba que la situación lo ameritaba ..... y fuimos. Hermoso día. Todo el mundo caminando al estadio, interminables cuadras.
Nos instalamos los tres en galería, recuerdo. Había banderas chilenas por doquier y algunas alemanas. Estadio repleto absolutamente. Si era un Mundial! Al poco rato de haber tomado nuestros asientos comienza la fiesta previa. Los vendedores ambulantes con sus bandejas ofreciendo un cuantohay a grito pelado, sin faltar entre sus productos el famoso "sanwi de potito". La verdad es que no me he detenido a pensar en el contenido de dicho emparedado. Mejor que no. Qué asco, me dirían las hijas. Y junto a todo ello, los comentarios y gritos de las "barras" en el vocabulario más folclórico que uno se pueda imaginar. No faltaba la madre, la abuelita y toda la parentela del adversario.
Llega la hora de la verdad. Se cantan los himnos nacionales respectivos. Al cantar la canción alemana, abucheos, gritos ensordecedores, garabatos del más alto calibre. Los gringos tales por cuales, etc. Mi primer shock fuerte. Pensé: Cómo tan incivilizados y ordinarios este público, falta de respeto al adversario deportivo. Si no estamos en guerra con Alemania. Me la trago.
Comienza el partido. Cada ataque "shileno" se gritaba fervientemente, gran alboroto,etc. Si caía algun jugador chileno producto del golpe producto del juego, se silbaba, se recordaba a la madre y toda la parentela. Ni hablar cuando Alemania metía un gol. Es decir, Alemania quedaba por más abajo del suelo con las expresiones del calibre más grueso que se pueda imaginar. Realmente insoportable. El arbitro, desde luego, era el saquero más grande cuando se le cobraba alguna falta al equipo chileno. No había existido nada en la jugada. Para resumir, un espectáculo triste, denigrante. No sé qué habrán pensado estos gringuitos, muchachos jóvenes todos, del comportamiento de nuestros compatriotas y anfitriones de este Mundial.
El partido lo ganó Alemania, no recuerdo el marcador.
Yo, que había ido realmente con un ánimo neutral al estadio, al poco rato, viendo el comportamiento desmedido de estas hordas ordinarias, incultas, faltas de respeto, etc. me volqué calladamente se entiende, al equipo visitante. Desde luego también influenciado por mi sangre germana. No recuerdo por quiénes tomaron partido mis hijas. Que ellas lo cuenten aquí en los comentarios que pueden hacer en este blog, y sus recuerdos que tengan de esa experiencia futbolística.
De ahí no he ido nunca más a un estadio, y no lo haré, pierdan cuidado. Para salir acuchillado, moreteado, con los oídos llenos de oir los peores insultos. NOOOOO!
Sí iría, seguramente, a un partido interesante de un Mundial, pero en otro país (civilizado), en donde se respeten las reglas mínimas de decencia y fair play.
Inglaterra con sus temibles "hooligans" no creo que sea el lugar más apropiado para ir. Por la televisión al menos, pude apreciar cultura en los estadios alemanes para este último encuentro mundialero. Que lo comente mi hija Catalina que fue a ver en Berlin el partido de Brasil con Croacia. Es tan ordinario el ambiente allá como lo es en Chile, mijita?

Definitivamente no puedo yo participar de una conversación de los días lunes en la mañana en la oficina en donde el tema es ese "golazo" de Colo-Colo, el partido de Unión La Calera con Everton o no sé qué partido de la tercera o cuarta liga. O cómo le fue al Pinilla en no sé dónde, etc. Dejémosle ese tema tan docto a los entendidos. Y yo me quedaré solo con mis temas que, obviamante, van por otro carril muy distinto.

Esa es mi relación con el fútbol, al menos con el "shileno". Si no saben ni hablar estos rotos.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El resultado fue 4-0. Alemania le ganó a Chile y al público se le salió la rotada. Qué vergüenza en realidad. Me acuerdo clarísimo. Me acuerdo caminando hacia el estadio también.
Por qué tengo el recuerdo de que la compañera de pega de mi mamá, Cecilia Luck, también andaba con nosotros o nos encontramos con ella. Puede ser?
Y no. Los partidos acá, por lo menos al que yo fui, demasiado agradable. Entrar a ese estadio, en las circunstancias y contexto en que fui...indescriptible.
Catalina

11:06 a. m.  

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